martes, 19 de agosto de 2008

Historias de Sevilla

Pueden que parezcan mentira pero las oí contar en mi casa y allí nunca se mentía.

1ª Mi tía Antonia, la señora que me crió al faltar mi madre, se vino a Sevilla cuando la mina de la que vivían los habitantes de esa aldea se cerró. Se colocó de:asistente-limpiadora-cocinera-dependienta en un establecimiento que existía en la calle Feria. En él se vendía de todo, dulces, bolsas para la plaza, aceite, café, soplillos para aventar el fuego (la candela. se decía aqui) en fin un "carrefur" en miniatura. En aquella época estos establecimientos y las barberías eran los lugares donde se conocían las noticias mas destacadas del barrio-lugar-ciudad, etc. las barberías las frecuentaban los hombres y los "carrefures" las mujeres. Bien, comienza la historia:

A este establecimiento iba con frecuencia una señora vestida de negro, delgada como un junco y las parroquianas la esperaban para hacerle preguntas del mas allá. Fulana, le decían, has contactado últimamente con algún conocido? Sí, respondía, ayer estuve hablando con la madre del carbonero, está muy bien, ha encontrado un sitio muy bueno en el cielo. Por cierto (seguía) me ha dicho que ha visto a una mujer que lleva en cuclillas quince años en el purgatorio.
A esto, Carmen, la dueña de la tienda una señora con gracia para parar un tranvía, decía, COÑO, SE LE HABRÁ SALIDO LA MATRIZ, las gente rompían en risotadas y la vidente tras haber pedido un cuartillo de aceite, unos reales de azúcar y un poco de café se iba ella muy digna.

Así un día, así otro y siempre con el mismo rollo.
Mi tia Antonia era mas lista que el hambre y un día le dijo a Carmen, la dueña, la vidente con el cuento se va todos los dias sin pagar.¿Como? dijo, pero no le cobras tu? pero Carmen si es usted la que la despacha, a mi esa mujer me da miedo. Déjala, mañana la espero. Llegó el día siguiente y mas de lo mismo, la gente se quedaba con la boca abierta escuchando a la vidente, preguntas van, respuestas vienen en fin lo de siempre y hasta mañana... cuando iba llegando a la puerta se oye la voz de Carmen que le dice, mira, a ver si te pones en contacto con el espíritu de un aceitero, so bruja, porque de mi casa no te llevas mas el aceite gratis. La mujer trató de justificarse como pudo pero Carmen implacable le dijo: "so peaso si llevas mas de un mes con la misma historia y yo dándote el aceite" No volvió mas.

2ª Esta es para no dormir. En la calle Alberto Lista había una pensión que por una o dos pesetas pasabas la noche. (esta calle es paralela a la calle Feria, muy cerca de la Alameda de Hércules) Ya podeis figurarse como era la pensión, Allí paraban los mendigos (cuando la recaudación habia sido buena) los borrachos, los sin techos, en fin todo tipo de personas no muy allegadas a la aristocracia. Un buen dia (para él sería un mal día) amaneció un cliente muerto, se había quedado sin respiración mientras dormia. La dueña del "hotel" avisó a los servicios municipales y estos enviaron a la sopera (así era conocido el servicio de enterramiento gratis) para que se lo llevaran. Subieron los empleados tras las indicaciones de la patrona y metieron al finado en la caja y se lo llevaron. Al rato dijo la dueña, vamos a subir para darle la vuelta al colchón y airear un poco la habitacion. ALELUYA, el muerto seguía allí. Ay por Dios entonces a quien se han llevado? la fámula se quedó sin habla Ay Virgen Santa que se han llevado al borracho al que yo le dí la cama de al lado. Salieron como locas diciendo: QUESE LLEVAN A UN VIVO, QUE SE LLEVAN A UN VIVO, a esta incipiente manifestaciòn se unió todo el barrio y a quí me tiene a toda la calle Feria corriendo y gritando QUE SE LLEVAN A UN VIVO. Cogieron al coche fúnebre muy cerca del cementerio, abrieron la caja y salió el borracho mas fresco que una rosa y un visto y no visto, se perdió y hasta hoy.

Estos hechos sucedieron allá por los años 25 del siglo pasado y son, como al principio indico de verdad, de verdad, de verdad de la buena.

Si alguien los lee y con ellos logro hacerlo sonreir, me doy por satisfecho.

1 comentario:

Candela dijo...

ay, que me parto, Sr. Guzman! Que esas historias son como las que pasan en Cai y que me contaba mi abuela... Es que en Sevilla teneis arte pa pará un camion!